Hay poca gente que se explique cómo es posible que los haya que se dediquen a este oficio. Ya ves. Te insultan, te tiran botellas, te miran con lupa, tus compañeros se auto proclaman protagonistas de la actualidad (no me jodas Rafa) y eres el centro de atención de demasiada gente en este alocado país donde las emociones de un campo de fútbol transcienden tan lejos que se acuerdan de tí durante semanas, meses...o años, utilizándote con demagogia para justificar lo injustificable. Es el caso de Tristante.
De Murcia a Santander. Es el trayecto que va desde su llegada al mundo hasta su debut en primera.. allá por 2003. Ha llovido, ¿eh? Quizás demasiado. Lo seguro no se esperaba es que esta exitosa travesía iba a durar tan poco: 16 partidos, 106 tarjetas y 6 penaltys... el último...
Aquella tarde de febrero de 2004 el césped era una mina de gritos y polémicas, la televisión parecía que había fijado una cámara en su silbato y miles de pañuelos preparados delante de las ruedas de prensa por si había una mínima oportunidad de ser utilizados. El reloj marcaba el minuto 90, los naranjas se defendían a capa y espada, un balón caido del cielo en el área, una brazo por encima, Raúl cae, el silbato suena y entonces sucedió la tragedia...
...ha pasado mucho tiempo y Tristante echa de menos las tardes de domingo corriendo detrás de la jugada. No soporta pensar que fue un cabeza de turco y a muchos nos cabrea que no supuso ningún antecedente, que quedó en un caso aislado, un ejemplo doloroso que todo el mundo ignora. Se hartó de verse en todos los periódicos y escuchar su nombre en todas las ruedas de prensa valencianistas durante meses hasta que aquel grupo de socios decidió demandarle a la RFEF como si fuese un criminal. Si al principio le pareció una broma, aún le duelen los oídos recordando cuando esa fatídica llamada le confirmaba lo peor. Sería descendido inmediatamente a Segunda División. Tajante, fulminante. Pero Tristante ya contaba demasiadas primaveras y excedía la edad máxima para esa categoría así que quedó reducido al fútbol base. ¿Y despues? Despues se hizo silencio... nadie habló en ninguna rueda de prensa, en Mestalla decían que sólo se centraban en el partido del fin de semana siguiente de una Liga que despues de todo, acabaron ganando y en Barcelona todo tenía justificación despues de aquel partido. Pero Tristante Oliva tuvo que volver a su humilde vida familiar, a correr por campos de tierra, a no verse en la tele y a ponerse la equipación con resignación, quedando para siempre como "el que pitó el penalty de Marchena".
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