martes, 7 de diciembre de 2010

Iniesta, la imagen y el balón de oro


Lo ha filtrado la Gazzeta, así que podemos darlo por seguro. Andrés Iniesta será galardonado con el Balón de Oro 2010, en una decisión que se antoja, cuando menos, discutible.

Como siempre, estas son fechas de discusión sobre este premio. Sobre si deben contar más los títulos o las actuaciones individuales, sobre si es conveniente dar un premio individual en un deporte que depende tanto del colectivo, etc.

En principio este premio debería galardonar al mejor jugador del año. Huelga decir que Andrés Iniesta no ha sido el jugador más determinante del año ni de lejos. Resumiendo mucho, se tiró media temporada pasada lesionado y lo poco que jugó no estuvo a la altura. Hizo, sin embargo, un buen Mundial, aún sin ser ni de lejos el más destacado de la selección. Y en el comienzo de esta temporada está volviendo a su mejor nivel.

¿Es suficiente? Pues no debería serlo. Ni aún habiendo marcado el gol decisivo de la final. Al fin y al cabo, esa es la única clasificación en la que sobresale por delante del resto de aspirantes. No ha sido el mejor del año, no ha sido el más decisivo, no ha sido el que más trofeos ha levantado. No ha sido el mejor jugador del Mundial (ni siquiera de la selección, Casillas o Villa fueron mucho más determinantes). Pero ha sido el jugador que más goles ha marcado en la final de Sudáfrica. Mientras tanto, Sneijder, con su triplete, su final Mundialista y sus 5 goles en esa competición no aparece en el top-3 de finalistas. Y lo que es más sangrante, Diego Milito, con su triplete y sus goles decisivos en todos los partidos decisivos, no contaba ni en el inicial top-25.

Y nadie protesta. Como mucho alguno esboza un tímido: "Creo que lo merecía más Xavi, pero si lo gana Andrés también estará bien'. Es que es tan majo, tan sencillo, tan tímido...

Guardiola dijo en su momento que a Iniesta le faltaba hacerse peinados raros, tatuajes y ponerse piercings para ser considerado el mejor. Que lo mataba esa apariencia de chico normal. Nada más lejos de la realidad. Ha sabido cultivar como nadie esa imagen, la del yerno perfecto. La del chico humilde de pueblo que no renuncia a sus orígenes. Todos sabemos que es de Fuentealbilla, todos hemos visto 200 veces a sus padres, abuelos y demás vecinos recalcando lo buen chaval que es. Y seguramente lo sea, pero realmente debería dar igual.

Así que nada, como hay unanimidad quedará aplaudir al bueno de Andrés, ir de veraneo a Fuentealbilla y, en silencio, maldecir que el gol de la final no lo hubiera marcado Capdevila, para poder ir a recoger el premio con un cubo en la cabeza o un cubata en el hombro.

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