jueves, 7 de mayo de 2009
La final soñada (a cualquier precio)
Cuando Michael Ballack, harto ya del robo que estaba siendo perpetrado en Stanford Bridge, perseguía al árbitro, aguantando como buenamente podía las ganas de zurrarle, el noruego estaba reconociendo implícitamente que había sido el protagonista. El héroe, incluso.
Un árbitro con la conciencia tranquila hubiera parado el partido y expulsado al alemán. Él no, vio varios penalties, no quiso pitar ninguno, y así se jugará la final soñada por todos, el partido entre los 2 mejores del continente.
Aunque ser el mejor hay que demostrarlo sobre el campo, y ayer todo el mundo vio lo que sucedió. Otra cosa es que quisieran verlo o asumirlo. El Barça es el mejor, siempre, aunque el rival se lo esté comiendo, aunque le perdone la vida 3 veces y aunque el colegiado se la perdone otras tantas.
El talibanismo del fútbol de toque se extiende, cada vez más rápido. Todo lo que vaya en contra de sus doctrinas es vergonzoso, indigno y demás adjetivos que se le ocurran al iluminado de turno.
Ellos se cerraron, jugaron el largo, hicieron un fútbol rudimentario... y con todos estos defectos, el autoproclamado mejor equipo del mundo, sólo pudo eliminarlos con la inestimable ayuda de un sinvergüenza noruego. Hay algo aquí que no cuadra.
Cuánto daño ha hecho Valdano en España, hay que ver (y lo que le queda, por desgracia). Mientras, el día de la final volveremos a ver otro capítulo de 'el fin justifica los medios'. O Volvereis. Yo me borro de esta farsa. O de esta 'fucking disgrace', amigo Drogba.
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