Columna de Alfredo Relaño en AS que suscribo punto por punto:
Insinúa Blatter que Ferguson está tratando a Cristiano Ronaldo como un esclavo. Lo primero que se me ocurre es que no es así. Cristiano Ronaldo está cumpliendo un contrato bien remunerado, que firmó hace un tiempo, mejoró hace poco y cuya duración aún obliga. Ahora quiere romperlo y está en su derecho de solicitarlo, como el Manchester está en su derecho de negarse porque no tiene entre sus planes, ni deportivos ni empresariales, prescindir del jugador. ¿Por qué debía hacerlo? Simplemente, porque el jugador lo desea, viene a decir Blatter, y no se le debe retener contra su voluntad.
Pero si Cristiano Ronaldo tuviera, ojalá nunca sea el caso, una grave lesión de ligamentos, el Manchester le seguiría pagando igual, se estaría apañando sin él con el mismo coste, y el jugador no tendría la perspectiva de una salida al Madrid. Me parece que a Blatter, en este caso, le han podido dos cosas: su corazoncito madridista (que ha manifestado varias veces) y cierto recelo por el crecimiento de la Premier, del que desconfía por el exceso de poder que adquiere, y por su galopante desprecio al jugador local. Todo eso le ha llevado a unos comentarios impropios de quien ocupa su cargo.
Y ha provocado un revuelo que no le va a favorecer nada al Madrid. El único escollo que hay para que Cristiano Ronaldo fiche por el Madrid es el grado de indignación de Ferguson. La esperanza en el club es que se canse de estar enfadado y se avenga a negociar. El jugador quiere venir, el Madrid quiere pagar por él una suma récord. Pero falta la tercera pata: que Ferguson aparque el orgullo y se resigne. Con sus palabras, Blatter ha subido la temperatura del enfado de Ferguson a su máximo y ha provocado una ola de solidaridad hacia el escocés. En fin, que mal aliado ha tenido el Madrid en este caso.
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