Me apetece que empiece la Eurocopa. No es que tenga mono, o que espere un nivel futbolístico espectacular, pero pensar que en durante un par de semanas se hablará de fútbol, y no del futuro de Cristiano Ronaldo, no es poco.
España lleva un equipo técnicamente muy bueno, físicamente limitadísimo y que ha vuelto a levantar euforia, aunque cada vez menos. Y es que no nacimos ayer, al menos la mayoría.
Si nada cambia, jugaremos "sin bandas". Mejor dicho, dos volantes/mediapuntas ocuparán la teórica posición de extremo. Un día a Aragonés se le ocurrió que Silva e Iniesta debían ocupar las bandas, y desde entonces vamos por ahí. Ganamos en asociación, en dominio de la pelota... perdemos en desborde, en físico, en gol...
Ningún sistema es perfecto, pero este tiene más riesgos que otros. Éste puede provocar un embudo en el medio campo, con demasiados jugadores clónicos. Hay otro peligro, y es que se dependerá demasiado de las subidas de los laterales, sobre todo en el flanco derecho, donde sigo sin saber qué pinta Iniesta. Y en pleno mes de junio, tras una temporada tan dura, no le podemos pedir a Sergio Ramos que se multiplique, sobre todo teniendo en cuenta que no tenemos un equipo lo suficientemente sólido como para que los laterales se descuelguen con demasiada alegría.
En fin, que a ver cómo sale el invento de 4-1-4-1 o 4-3-3 o como se le quiera llamar. Si tenemos la pelota, recemos por saber qué hacer con ella. Si la perdemos, recemos porque el rival nos la devuelva gentilmente. Ah, y puestos a rezar, que Casillas muestre en la selección el mismo nivel que da en el Madrid, si quiere que se le considere el mejor portero del mundo.
Por cierto, en un juego de pronósticos me ha salido que Italia le gana el título a Portugal. ¿España? Pues caemos en cuartos contra Holanda, un rival que nos supera nuestras virtudes y que también nos bate en nuestros defectos. El verdugo ideal, no?
En cualquier caso, son sólo especulaciones para evitar hablar de Cristiano Ronaldo. Al final, empezará a rodar la pelota, y nos daremos cuenta lo equivocados que estábamos
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