Es decir, con 4-3-3 bien definido, líneas juntas, presión agobiante en el medio campo y circulación rápida de la pelota. Le faltó, sólo, acierto para sentenciar el partido antes.
Ese podía ser el resumen del partido, y así ahorrarnos unos cuantos párrafos de retórica futbolera que algunos antojarán oportunista. Pero evitemos el oportunismo, sería redundante hoy cubrir de elogios al Madrid, tanto como crucificar al Rijkaard o Ronaldinho. Al fin y al cabo, este 0-1 ha sido sólo la confirmación de una tendencia. El año pasado ganamos por huevos, este año lo estamos haciendo por fútbol.
Sí, puede que no nos haya aplaudido la afición rival, o que no hayamos clavado la definición del nocivo tiki-taka... pero que alguien haga memoria, y recuerde cuando hemos sido tan superiores al Barça en su campo. Señor Schuster, a sus pies.
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