domingo, 15 de marzo de 2009
Robben, héroe o villano?
Uno de los grandes damnificados de la deblacle madridista en Champions ha sido Robben, el jugador en el que depositaron muchos madridistas parte de sus esperanzas, y que realizó un partido de ida flojo, y un partido de vuelta infame.
El caso de Arjen Robben es curioso. El mismo jugador que hace pocas semanas era uno de los más desequilibrantes de la Liga, es ahora el blanco de todas las críticas. De crack a chupón en sólo quince días, de recibir halagos a intentar esquivar las hostias. Como siempre, todas esas opiniones se basan en la coyuntura, en cómo ha jugado el chico el último partido. Intentaremos, por tanto, ofrecer una visión más general.
Lo primero es que el holandés es extremo. Es decir, no es mediocampista. El puesto ideal de Robben es en un 4-3-3, bien abierto en banda y cerca del área. Sin más responsabilidades que recibir, encarar y centrar/pegar. Actualmente, en el 4-4-2 que plantea Juande, Robben juega unos 20 metros más atrás de dónde debería. Y eso, en partidos de verdad, lo mata.
Lo mata porque descubre todas sus carencias. Robben no es un creador de juego, es un definidor. No sabe agarrar la pelota en el medio y tirar una pared, hacer un cambio de juego, o realizar cualquier movimiento sin balón, como una permuta con un compañero. Incluso jamás espera el desdoblamiento de su lateral. Y no sabe hacerlo porque, repetimos, no es medio. Bien es cierto que muchísimas veces su desborde y velocidad es tal que esconde esas carencias. Muchas veces lo hemos visto enganchar pelota en medio campo e irse de 2 o 3 rivales como quién no quiere la cosa.
Pero cuando tiene delante un rival fuerte, que achica espacios, que ejecuta bien las ayudas al defender, comienzan los problemas. Se empieza a ver al Robben ansioso, individualista, demasiado alejado del área. E insiste una y otra vez con esos errores que tanta rabia dan a muchos aficionados.
Y es que muchas veces, el holandés no es el único culpable. El Madrid tiene un extremo de los mejores del mundo, quizás. Y tiene que saber aprovechar esa arma, saber hacer que la pelota circule rápida hasta su posición. Si recibe en uno contra uno, se va a ir de su defensa el 80% de las veces. Y eso es una ventaja demasiado grande como para desaprovecharla.
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